miércoles, 12 de octubre de 2011

Chiquitito

Hacía tormenta, los truenos bailaban con los rayos mientras que la lluvia empapaba las ventanas, se escuchaba ese "chop chop" de las gotitas al ser estampadas en los cristales, ya era tarde, todos estaban en la cama.
Gaby, debajo de las sábanas, temblaba por los truneos y rayos y mientras las ramitas del sauce arañaban su ventana, él miraba hacia los lados, intentando disimular que no tenía miedo. "Soy valiente, no tengo miedo" se decía una y otra vez, pero en cuanto una ráfaga de viento hizo que el árbol golpeara la ventana con más fuerza, Gaby se levantó de la cama corriendo, abrió la puerta y corrió hacia la puerta que estaba en frente.
En cuanto la abrió, Gaby se encontró con una habitación oscura y al no haber luz en ningún lado solo alcanzó a ver una lamparita que estaba al lado de la puerta. Gaby la encendió y entonces entrecerró los ojos que estaban llorosos a causa de la luz y vió donde estaba la cama, apagó la luz y fue hacia allí.
-Abuelo.-Dijo Gaby en un susurro al oído del señor mientras se metía en la cama.
El abuelo de Gaby no estaba dormido y al escuchar su voz rápidamente abrió los ojos y se dió la vuelta para intentar verle, pero con la oscuridad era imposible.
-Vaya la que está cayendo ¿no chiquito?-Le dijo el abuelo tanteando con la mano a ver si conseguía tocarlo.Al encontrarlo le despeinó un poco con la mano cariñosamente.- Abuelo... No puedo dormir, ¿me cuentas una de tus historias?-Dijo mientras se acurrucaba al lado de su abuelo, que sonría alegremente.
-Claro chiquito, claro.-Hizo un carraspeo y se tumbó con el en la cama.- Hmmm, cual podría contarte... ¡ya se!-Dijo el abuelo mientras se preparaba para contar la historia. Gaby escuchaba atentamente.- Yo cuando era joven tenía mucho miedo a la oscuridad, ¿sabías? Si si, chiquito, como vos, tenía miedo a la oscuridad y sobretodo a las tormentas.-hizo una pausa- Siempre que había tormenta me metía debajo de las sábanas por que pensaba que un mounstro vendría a llevarme, luego cuando me fuí haciendo grande me dí cuenta de que los mounstros con tentaculos, muchos ojos y dientes enormes, no existían.-Contaba el abuelo de Gaby mientras se daba pequeñas palmaditas en el pecho.- Pero seguía teniendo miedo a las tormentas y a la oscuridad, hasta hace muy poquito tenía todavía miedo chiquito, tu abuela siempre me decía que era un cagón, y yo es que... a ver, lo que pasa es que los mountros no existen, pero si las personas malas,¿me entendés?  por eso yo tenía miedo.Tenía miedo de que le pasara algo a tu abuela o a tu mamá, pero nunca pasó nada.-Dijo el Abuelo con una sonrisa.- ¿Crees que la abuela nos ve desde ahí arriba?-Preguntó Gaby mientras intentaba atravesar el techo con la mirada.- Claro que si chiquito, por eso vos no tenés que tener miedo, la abuela te ve y te protege.-Decía el abuelo mientras Gaby aún intentaba mirar con más intensidad, convencido de que veria algo.- Y vos abuelo, ¿cómo dejaste de tener miedo?, por que ahora dormías tranquilo ¿no?-Preguntó Gaby. El abuelo hizo ademán de contestar pero tenía la voz algo temblorosa. Entonces estiró el brazo y encendió la pequeña lamparita que tenía al lado.
-Querido chiquito, dejé de tener miedo cuando te metiste en mi cama.-Dijo el abuelo con los ojos empañados.

domingo, 2 de octubre de 2011

El científico y el demonio.

Había una vez un hombre que deseaba controlar el mundo.
El hombre era un científico, un científico exitoso, estudioso, todo un trabajador. Pero sus sueños lo turbaban, su ambición lo cegaba.
Un día, terminando una ecuación en su laboratorio, se dió cuenta de que había descubierto, sin darse cuenta, que Dios no existía.
El científico, que nunca había creído en tales patrañas, no se sorprendió aunque sí que difundió dicho resultado.
Pero, como en todas las cosas científicas, aparecieron las variables. El diablo se presentó cordialmente y miró la ecuación con cara curiosa.
-¿Cómo es posible que hayas descubierto eso?- Dijo el diablo con una sonrisa escalofriante.- La verdad es que fue de forma espontánea.-Dijo el científico escéptico ante el hecho de que él fuese el demonio. El demonio, astuto, dejando ver sus impolutos dientes blancos y sus atronadores ojos, dijo: 
"Has desacreditado a Dios, has hecho que poca gente crea en él, me has dado lo que más ansiaba sin ni siquiera yo pedírtelo... sin embargo, esto quiere decir que debo llevarte ahora mismo conmigo, porque es lo peor que podrías haber hecho" El hombrecillo, muerto de risa y arrogante ante tales declaraciones no hizo caso a lo que el demonio le decía. Pese a todo, el diablo, aún con la sonrisa en la cara, dijo.
"Pero podemos hacer un trato. Tu me das esa fórmula para que pueda difundirla a mi manera y yo, además de concederte la libertad, te daré un deseo".
El científico miro extrañado al demonio y por un momento vaciló. Luego sonrió y, con astucia en la mirada dijo: "Deseo dominarte"
El demonio miró con sorna al hombre y contestó: "Me encantaría dejar que me dominaras, harías mi trabajo muchísimo más rápido y mejor que yo, pero lamentablemente yo soy una constante, no soy algo que se pueda poseer." El científico, que se sentía orgulloso de haberlo preguntado y satisfecho por la respuesta, dijo: "Deseo tener más deseos" El diablo, una vez más, miró con sorna y dijo: "Tampoco me veo en la posibilidad de hacer eso, sería contraproducente". El científico, muy extrañado, iba a preguntar por qué sería contraproducente, pero el demonio se le adelantó diciendo que su tiempo era valioso y que no podía esperar más, que tendría que decidirse ya.
El científico, de nuevo con aire de astucia dijo. "Pues deseo entonces controlar el azar".
El diablo (dándose a entender que aceptaba) extendió la mano y dijo:"¿Trato hecho?" El hombre, muy contento y satisfecho de sí mismo, se la estrechó.
El diablo desapareció al instante, al igual que la ecuación de la cabeza del científico y de cualquier lugar. Nunca había existido tal ecuación.
El científico, que se sentía igual de inteligente, se preguntó "¿Cómo funciona el azar?" La respuesta apareció en su mente al instante, y sin darse cuenta, vió como todo estaba cambiando. El pensó "¿Y si hubiese apostado al caballo ganador?". Apareció cubierto de oro en un gran palacio. "Y si hubiese dicho esta teoría en vez de esta otra". Se vio lleno de condecoraciones, arropado de aplausos en un auditorio.
Entonces pensó en ese sueño, controlar el mundo, ahora lo hacía, pero... ¿cómo podía llegar a más? Seguía siendo incapaz de controlarlo todo, el diablo le había dado el poder, lo que por lógica quería decir que tambien se lo podía quitar. Pensó en que pasaría si dijera que quería ser como el diablo, y entonces dijo "Él me está engañando, se cree que voy a caer en esa trampa, pero no." y entonces pensó "¿Y si fuese el azar mismo?"  Entonces desapareció, sin dejar rastro, igual que su ecuación.
En ese momento el diablo apareció silbando una brillante melodía mientras se oscurecía a su paso el auditorio.
"Y es que el azar no existe. Dios no juega a los dados. "
Albert Einstein.






domingo, 28 de agosto de 2011

Incertidumbre

Y cae estrepitosamente una cazuela, que si hubiese estado llena de agua, un charco de agua desperdiciada habría inundado la pequeña cocina.
El ventanal que daba a la tosca calle daba tumbos por el viento, una sinfonía extraña cuando hay tambien lluvia.
Hacía sol, un sol veraniego que deja atrás a los terribles copos invernales, aunque el sol no hace olvidar, no me hace olvidar el frío, el hambre...

Aquel invierno había sido duro, muy duro. Mi padre se había ido, se había ido a la guerra. Esta "impopular guerra" como la llama mi madre y la vieja vecina que vive en frente. Ella tenía un hijo que se fue con mi padre... siempre me mandan a la cama cuando mi madre y ella se sientan en la cocina para hablar. Nunca escucho más de 3 palabras seguidas. Noticias, guerra, frente, fusilado... pero lo que sí escucho son los llantos, llantos suaves, llantos que no quieren ser escuchados.

Una vez pregunté a mamá quienes eran esos hombres que andaban buscando siempre a gente que no conocía. Entraban en las casas sin pedir permiso, lo revolvían todo y alguna vez, me pegaban... y lo que es peor... a mamá se la llevaban a una habitación, ella no salía en horas.
-Son los perdedores, hijo, hombres que buscan a otros para culparlos de nuestra ruina, de que tu tengas hambre...
-¿Porqué mamá?
- Porque la culpabilidad es peor que el hambre hijo, el hambre lo curas con comida, la culpabilidad, el remordimiento, no tiene cura.

Ahora, mientras el sol me calienta, pregunto con aire soñador:
-¿Crees que algún día cenaremos hasta saciarnos?
-No es bueno pensar en eso.
La respuesta no me sorprende... mamá está muy rara, no siempre ha sido así... En realidad, desde que llegó aquella carta hace algunos meses no es la misma. Ella no quiere que la lea así que  no sé que pone. Papá fue a la guerra junto con el hijo de la vecina. Ya no hay guerra, y se nota que los días son más tranquilos. Pero con la desaparición de la guerra, se fue mi padre, se fue el hijo de la vecina. La guerra ha terminado, y con ellos tambien.
Prontó tendré que dejar casa e ir a buscar trabajo, quizás a América.

Escucho como casca el huevo y el sonido del jarrón raspando la tela del saco.
-¿Hay suficiente?
-Sí, tenemos suficiente.
-¿Y para mañana?
-Dios sabrá.

martes, 5 de julio de 2011

La musa no está en la mente.

Sentado en aquel cómodo sofá de mi pequeña habitación, pensando quizás en cosas no demasiado divinas a las que suelo estar acostumbrado, sintiendo de forma esporádica la brisa tibia de un verano joven, noté como por fin, despues de ya hacía tiempo, aquel sentimiento (probablemente influido por estos pensamientos) que te obliga a escribir, regresaba a mí.
Ya digo que es probable que por un atisbo de soledad, autismo y algo de depresión empezara a escribir esta entrada, intentando recordar cada una de las palabras que mi mente va soltando al momento que pienso que debo escribir.

No sabria por donde empezar si tuviera que decir cómo y por qué empecé a notar ese cosquilleo en el cuerpo.
Hacía ya, creo yo, dos años desde la última vez.
Recuerdo que era de noche, que hacía calor y que fue casi de repente. Recuerdo que luego me tuvo ensimismado durante bastante tiempo, hasta que de una forma u otra, conseguí alejarme de ese sentimiento venenoso y extraño.
Esta vez, por extraño que parezca, surgió hace unos meses, estando digamos con la guardia baja, divirtiéndome.
Entonces, sin quererlo, me pasó.
Empezé a notar siempre la sonreía, sin necesidad de que aquello que me estuviera contando tuviera que ser gracioso.
Tambien, como no, empezé a sorprenderme pensando en ella. Quizás podía estar a altas horas de la madrugada y darme cuenta de cuales estaban siendo mis únicas reflexiones... y mira que hay cosas sobre las que reflexionar.
Con razón la inspiración tardaba en venir.
Yo, alguien que ha rechazado el romanticismo en los escritos (ya que los valoro, atiendo y alguna vez, admiro) pero que intento no caer en mi realidad de adolescente y miro hacia otra parte.
Si uno esta empeñado en no escribir algo y cuando su mente sólo piensa en temas similares, ¿cómo iba entonces a surgir inspiración si, incluso antes de plantearme la idea, ya la había rechazado?
Con razón las palabras no surgían como hacía unos meses.
Todas se me atragantaban, todas salían mal estructuradas, no conseguía plasmarlas en un papel.
Aquello me desesperaba.
Empezé incluso a pensar que aquello que yo consideraba mi don, mi única salida de esta mediocridad que me  persigue, había sido todo producto de imaginación, familia muy amable y casualidad.
Aquello ni cuento lo que significó para mí.
Sin embargo, cuando empezé a reconsiderar mi estado, mis problemas mentales y decidí retroceder un poco en mis recuerdos, me dí cuenta.

Oh si señores.... lamentablemente y muy a mi pesar............................................. estoy enamorado.

lunes, 27 de junio de 2011

Ensayando lo ya erróneo (Video)

Despues de larga y tendida deliberación, decidí colgar el corto basado en el relato "Ensayando lo ya erróneo".
Éste corto se ha llevado 3 premios de la Fundación Germán Sánchez Ruiperez. Mejor Actor, Mejor Música Original y 3 premio de mejor corto.
Espero que les guste.

lunes, 25 de abril de 2011

Ensayando lo ya erróneo

Miro hacia los lados esperando tener un vaso de agua, que obviamente no tengo.
Miro el papel que sostengo, aquí residen todos mis años de trabajo, de esfuerzo, todo en estas 100 líneas.
Sin ningún compañero más que la fuerza, veo la señal de que debo salir.
El momento ha llegado.
Entonces salgo, con la cabeza bien alta, esperando a ser aplaudido por lo que sin lugar a dudas será la última vez, mirando al frente. Ni una gota de sudor.
-Queridos compatriotas, he de serles franco.-pausa.-Nunca pensé que nuestro estado pudiera tener éste éxito, nunca pensé que alguien como yo pudiera conseguir tanto por un país.-Pausa. Miro hacia los lados, intentando deshacer el nudo que se me ha formado en la garganta, siento como se extiende hasta el estómago, el sudor empieza a recorrerme la frente.
-Quien hubiera dicho que tanto en tan poco.-Pausa-Fue divertido.-Pausa-Eso sí, nadie nos dirá jamás que no tuvimos nuestro momento, que no estuvimos en la cima, que no fuimos lo más grandes.-Espero a que me aplaudan de nuevo. Miro las caras esperanzadas del centenar, quizás el millar de personas que me está escuchando. Gente que está esperándolo todo de mi.
-Creo firmemente en todo aquello que hemos conseguido, en lo sólido de nuestro gobierno, en ustedes.-Pausa. El sudor ya es notable por todo mi cuerpo, los guardaespaldas están delante y la policía atenta.
-Sin embargo, he de decirles que no he sido capaz de evitar esta situación.-Pausa breve.-La guerra ha llegado y yo no puedo combatirla, jamás debí haber prometido tanto, nuestra idea era sólida pero la gente que tenía que aprobarla no lo han visto así.
Siento decirles que presento mi dimisión de este puesto, ustedes sabrán elegir a alguien capacitado para ello.-Se escucha a lo lejos un alboroto, gritos como "mentiroso", "corrupto", "cobarde" empiezan a brotar de entre la multitud.
-Quedan cerrados oficialmente todos los bancos como impuesto de la próxima guerra y quedará un gobierno provisional del partido opuesto hasta que se celebren nuevas elecciones.- La gente se ha vuelto loca, la policía entra en acción. 
Un estruendo de gritos se apodera de todo el lugar, empiezan a llover botellas, piedras.., mis guardespaldas me escoltan hasta el helicóptero donde me aguarda mi familia, todos asustados, nos iremos del país, esto se me ha ido de las manos. Al menos nuestro futuro está asegurado.
Entonces vuelvo en mí me veo frente al espejo, con el papel en la mano.
-Haya vamos.-Digo antes de salir al escenario.
-Queridos compatriotas...- Empiezo con tono alto y claro.

viernes, 25 de marzo de 2011

El pacto Capítulo VI

Al día siguiente me levanté relativamente tarde, ya que las 10 de la mañana son para unos la mayor de las juergas y para otros una hora más que indecente.
Tenía el piso de nuevo ordenado, ya que aquella noche, despues de mi "extraña" conversación con Lucius (me obligó a llamarle por su nombre de pila, amenazándome con despedirme de "tu paradójico trabajo" como lo llamaba él) había estado un pequeño momento, en un arrebato de energía, reorganizando mis ideas, lo que llevó a ordenar mis bártulos.
Abrí las persianas para ventilar la habitación, pulcra, pequeña y potencialmente deprimente a la hora de pensar en un soltero con trabajo cuasi-fijo.
Una vez me había duchado, vestido y afeitado, preparé el café matutino y aguado (cosa que odio, pero así es la mediocridad, aguada) y las tostadas con la miel, quizás demasiado dulce para algunos.
Abrí el periódico por la mitad, a ver que noticia llamaba menos la atención ( lo que la convertiría en la más importante de todas).
Lo típico. Por un lado el partido de la jornada pasada, contando los entresijos futbolísticos probablemente manipulados, lleno de color y atractivo. Por otro lado la publicidad de coches, bancos y seguros. A los lados y muy bien camuflados, artículos que hablan sobre razonamientos de la crisis económica y las reflexiones de los expertos sobre los gobiernos.
Lo dicho, típico.
Sin embargo por las últimas páginas encuentro al lado de un anuncio de "Opel" un titular:

Only Santini's Corporation, ¿Empresa o secta?

Cierto es que una empresa tan seudónima como la Only Santini`s Corporation no suele hacer mucho ruído, o por lo menos se mantiene alejada de la periferia periodística. Pero ahora tenemos la primicia.


<<El dueño de la empresa ha sido divisado por las calles de nuestra cuidad como si fuera un plebeyo cualquiera, desde luego que aún desconocemos la razón de este comportamiento.
Pero lo que si sabemos es que este hombre, el cual no hemos podido facilitar su nombre-causas de fuerza mayor- tiene una avanzada edad y sus intereses residen, según fuentes fidedignas, en encontrar un brazo derecho que lo ayude.
Se rumorea que ahora se dedica a reclutar gente joven-o quizás no tan joven- para llevarlos a un examen más exhaustivo. Algunos incluso hablan de enseñanzas prohibidas e inéditas sobre el tema "bancos".
Tampoco podemos asegurar todas estas "declaraciones" pero si podemos asegurar que las fuentes son reales y bastante fiables. El hecho de que una empresa use su capital para reclutar a gente... ¿no es un tanto sospechoso?


Como ya sabemos la empresa ha intervenido en muchos sucesos históricos- entre ellos la actual crisis económica- y que jamás a sido descubierta.
¿Cómo es que lo sabemos nosotros? Se preguntarán. Desde luego no por que ellos nos lo hayan contado, pero podemos asegurarles que la Only Santini`s Corporation tiene mucho más que responder de lo que se han dignado a contestar.>>

Quedé un tanto chocado con todo este chute de información. Tanto que al rato tuve que releerlo para acaparar toda la información posible. Después de todo me había citado con él más tarde, como un encuentro casual e informal.
La verdad es que ahora que sabía de que parte del patio venía aquel anciano, entendí de primeras que no podía tratarlo como a un igual, ya que no lo era. Primera regla de la aristocracia.
Sin embargo había algo que me inducía a hablar con él en un tono casi parentesco, y no estaba seguro de que eso me gustara.
Una vez había concluído el desayuno, llevé todo al lavavajillas, y mientras éste hacía su trabajo yo fuí a arreglarme.
Había llegado a darme cuenta de que cierto que habíamos dicho que de forma informal, claro que para un multimillonario como él eso debe querer decir no llevar el traje de medio millón, sino el de un cuarto de éste...
Cuestión, que me pongo mi traje, con cierto aire de sport que le da la americana y sin corbata.
Sí, eso servirá.
Salgo de casa en camino a la plaza mayor, donde debajo del reloj nos habíamos encontrado.
Llevaba conmigo el recorte del periódico.

domingo, 16 de enero de 2011

El pacto Capítulo V

Al salir del restaurante, dejando atrás unos cuantos rumores sobre que había ocurrido, no pude evitar volver a tener esa sensación extraña.
Un escalofrío acompaño la sensación.
-No.-Dijo Lucius. Yo no había dicho nada.
-Ese es uno de los principales problemas.-Añadió sin parar de caminar, mientras yo tenía que seguirle cual estela.
-No entiendo lo que me quiere decir.-Dije mirándolo extrañado.
-Supongamos que un hombre descubre una cura para el cáncer.-Dijo de repente mirando hacia el frente.- Y para descubrirla ha tenido que experimentar con animales, personas. Y con esto se ha enriquecido.-Hace una pausa.-¿Es el hombre una mala persona, a pesar de enriquecerse con el sufrimiento de otros, a pesar de que aun así ha conseguido salvar millones de vidas?-Pregunta Lucius parándose en seco y por fin mirándome.
Yo no sabía realmente de que me hablaba. No sabía si creer que el hombre era cierto y desvariaba, o que era producto de mi imaginación y tambien desvariaba, lo que me deja a mi como un verdadero loco.
-¿A qué viene...?
-¡Contéstame! Por que este es tu problema.
-Pero es que a ver... no lo sé, el hombre se enfrentaría a lo que los juzgados declarasen.-Dije extrañado.
-¡Exacto! ¡Ese es tu problema! Piensas en lo que los demás van a pensar, dejándote influir por ello.-Dijo agitando un poco las manos.
-Este señor ha conseguido la cura. ¡El fin justifica los medios! Y tan solo unos pocos creemos plenamente en esto, por eso tan solo unos pocos somos ricos, poderosos y dichosos. ¡Es el no pensar en lo que dirán los demás lo que te convierte en algo distinto! ¡No la jodida gabardina!
El tema de la conversación había llegado de manera demasiado fortuita, no tenía argumentos con los que rebatirle y sinceramente tenía razón, claro que llevado a lo más extremo y radical que se pudiera llevar la idea.
-Lo dificil no es hacer dinero, lo dificil es vivir despues tranquilo con todo lo que has ganado.-Dijo recuperando la marcha con media sonrisa.
-Querido Harold, te acabo de dar el secreto de la fortuna y la felicidad humana. Todo placer es bienvenido, el fin justifica los medios.
-¿Quien es usted?-Pregunté con los ojos muy abiertos.
-Soy Lucius Santini, presidente y dueño (obviamente) de la "Only Santini's Corporation".-Dijo sin llegar a mirarme.
-Pero eso ya lo sabías...-Me dijo Lucius con extraño tono satírico.
Cuando las farolas se habían encendido y la noche envolvía lo que prometía ser una madrugada llena de promiscuidad y ebriadez.
El señor Lucius y yo habíamos caminado, hablando sobre temas diversos que no tenían entre si ninguna relacion. Nada que me hubiera llamado tanto la atención como para relatarlo.
-¿Qué busca de mi?- Atreví a decir.
-Todo.-Me contestó de forma fría y monótona.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo.

sábado, 8 de enero de 2011

El residente

Extrañamente noto un olor a Té boldo.
Estoy en el hospital, trabajando como siempre, aún sigo en él, solo que ahora recuperándome un poco con el hielo en la cara. 
Normalmente las guardias son aburridas y monótonas. Alguna vez se presenta un niño con dolor de barriga, un viejo que se ha puesto demasiado cachondo y le ha subido un poco la tensión o algún estudiante que se ha pasado con el calimocho. La cuestión es que nunca nada interesante. 
Salvo hoy.
Estaba tumbado en la cama con las manos hundidas en la cara. Pensaba en lo mucho que me gustaba mi trabajo y en lo que me encantaba no poderme dormir tranquilo cuando empezó a sonarme el "busca". URGENTE.
Bajé rápidamente las escaleras hasta urgencias y ví el caos que era aquello. Todo el limpio y pulcro suelo se encontraba con un charco rojizo oscuro, unos cuantos médicos corrían de un lado a otro y las enfermeras volvían con paños.
Joder que miedo.
Llegué y ví como un niño estaba magullado en la cabeza ( la cual sangraba) y la barriga medio abierta ( que sangraba mucho más)
Agarré al niño y lo subí a una camilla, mientras un grupo de compañeros se acercaban. 
Corriendo lo llevé al quirófano.
-Constantes estables y bajando.
 Tenía una bajada de tensión.
- Traed paños y sutura. Tranquilo, todo irá bien. 
El anestesista ya le había colocado la mascarilla, el niño cerró los ojos.
Las siguientes tres horas fueron de máximo estrés. Las enfermeras estaban medio dormidas, los médicos titulares llegaban tarde, y yo tenía que coser y desinfectar todo en tiempo récord.
Los padres no lo entendieron así.
Salí del quirófano sudando, ensangrentado y malhumorado. 
Impotente...
Me quité la camisa verde y los guantes y me puse otra igual.
-Los padres están fuera...-Me dijo una compañera con voz muy suave.
Esta es la parte en la que el resto de mi ego profesional (y no profesional) dejó de existir.
-Somos los padres de Gaby, ¿cómo está?
Me quedo un segundo mirándolos con los ojos empañados y un nudo en la garganta.
-El accidente fue bastante fuerte, No ha habido tiempo suficiente, era tarde y... no he sido capaz (aquí estuvo el error) de hacerlo todo tan deprisa, hubo complicaciones...
Ha muerto (aquí estuvo el otro error).
La madre se quedó mirándome con cara extrañada, como si todo fuera una broma de muy mal gusto y que su hijo estaba en la sala con solo un rasguño en la cabeza y una pequeña herida en el estómago que se cura con vinagre. 
Entonces el padre me miró, con los ojos enrojecidos.
-¿Cómo que no ha sido capaz? ¡EH!
Su mano me había empujado hacia una de las paredes.
-¿Es usted médico? ¡Lo ha dejado morir!
No previne el puñetazo, con lo cual caí al suelo.
Entonces llegaron los de seguridad, que contuvieron al hombre y se llevaron a la mujer.
Ahora estoy en la habitación con la bolsa de hielo en la cara, escuchando los gritos de aquel hombre en mi cabeza y mirando fijamente a la soga que cuelga del techo.